He empezado a entender cómo interactúan mis emociones y pensamientos. Soy más indulgente conmigo misma cuando tengo emociones negativas y estoy aprendiendo a «sobrellevarlas» en lugar de intentar reprimirlas. Intento centrarme más en técnicas para mejorar el sueño. Me estoy asegurando de no parecer que me quejo ante mis compañeros de trabajo. También intento hacer pausas breves pero efectivas durante la jornada laboral para reducir el estrés.